Carta del Director

CUANDO ESTE NÚMERO esté distribuido celebraremos un nuevo año judío, el 5785, y lo comenzaremos con la festividad e Rosh Hashaná.

La profesora y filósofa argentina Diana Sperling nos recuerda que el año nuevo judío tiene varios nombres: al más conocido, Rosh Hashaná, se agregan Iom Hadín (Día del juicio), Iom Hazikarón (Día del recuerdo), Iom Truá (Día del sonido del shofar). Nos cuenta que los sabios de la tradición se han ocupado, a través de diversas épocas, de  explicar el sentido de tales denominaciones. Pero lo que importa hoy es el hecho mismo de tal multiplicidad, y su entramado. Ese día, como un diamante de muchas caras, nos permite percibir rasgos, afectos y situaciones que, de una u otra forma, nos constituyen.

Rosh Ha-shaná, «cabeza de año», es día de comenzar una nueva cuenta. Lo que cada uno es se expresa en los actos; el mundo que nos rodea toma la coloración de nuestros pensamientos y sentires a través de las acciones que realizamos. El juicio (din) no se refiere solo al veredicto del que somos objeto (por parte de Dios) sino que nos convierte también en sujetos: evaluamos, consideramos y sopesamos nuestro obrar.

Nos dice Diana Sperling que somos producto de lo que hemos hecho y de lo que hemos omitido, pero también de las personas que ya no están. Somos, por eso mismo, responsables por los reclamos de voces que han sido acalladas, de testimonios que han sido desoídos, de vidas que han quedado truncas. Cada generación, dice Walter Benjamin, tiene una deuda con las generaciones que la preceden. (Agrega Diana Sperling: y con las que nos suceden).

El shofar hace oír su tosca e inarticulada voz para despertar nuestra conciencia. En sonidos entrecortados como el llanto de un niño indefenso o en un largo lamento de animal herido, nos hace saber que cada uno de nosotros es, también, de a ratos, ese animal o esa criatura.  Así, esta fecha es momento de festejo y reflexión, de dolor y reparación, de angustia y alegría. Rosh Hashaná, un día que resume en apretado núcleo lo complejo y diverso.

Que este año sea ocasión de reunir y compartir, de escuchar y ser escuchado, de aceptar lo diverso y rescatar la memoria de los olvidados.

Shaná tová umetuká. ¡Por un año bueno y dulce!

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Revista Judia de Cultura
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