Lecturas para el sábado

[Semana del 7 al 13 de septiembre]

A 50 años del fusilamiento de intelectuales judíos en la URSS

El 12 de agosto de 1952, hace medio siglo, Salomón Lozovskii, David Berguelson, Itzik Fefer, Peretz Markish, Leib Kvitko, Shmuel Presov, David Hofshtein, Eliahu Spivak, Itzjak Nusinov y Benjamín Zushkin, entre otros, fueron fusilados en secreto en los sótanos de la cárcel de Lubyanka en Moscú. Fue después de una prolongada investigación inquisitorial que no evitó torturas ni martirio para estos intelectuales judíos. Todos fueron acusados de conspiración, traición y hostilidad hacia el Partido Comunista y la URSS, en un simulacro de juicio que fue mantenido en secreto. El proceso, conocido como el "Asunto de Crimea", formó parte de la campaña stalinista contra los "cosmopolitas sin patria" –es decir el pogromo de Stalin contra la cultura judía– que llevó a la expulsión, el destierro o el arresto de millares de intelectuales judíos, campaña cuyo inicio se ubica en 1948, con el asesinato disfrazado de accidente de Shlomo Mijoels.

Peretz MarkishEn 1956, los intelectuales judíos asesinados fueron rehabilitados, pero sin desagravio de su memoria: no hay monumento que los recuerde ni calle que perpetúe su nombre. Hasta el día de hoy se desconoce el lugar de la sepultura donde sus nietos podrían poner una flor.

Esta historia constituye una memoria incómoda para quienes han querido negar esta realidad. Literalmente no saben qué hacer con esto, no pueden tolerar la idea de que el mismo que llevó una lucha sin cuartel contra el nazismo, instrumentó tal política de odio antijudío. Los grandes humanistas, los pensadores comprometidos, no dijeron nada no sólo durante los juicios sino luego, con el "programa de desestalinización" cuando todo salió a la luz. Quizás pecaron de indiferencia. Quizás de ingenuidad, la de no reconocer la crueldad del hombre para con el hombre, aun en la supuestamente más humana de las ideologías.

Después de cincuenta años, la noticia pasa inadvertida entre tantas atrocidades de nuestro siglo. Reproducimos a continuación dos artículos que lo recuerdan. El primero es del escritor ruso Víctor A. Cheretski y el segundo del israelí Egon Friedler.

>> El último crimen del "padre" Stalin - Por Víctor A. Cheretski

>> Un aniversario ominoso - Por Egon Friedler

 

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